Thursday, April 1, 2010

El Juego politico

Una vez mas Estados Unidos están en peligro de perder una guerra a pesar de tener la maquinaria militar mas poderosa del planeta. No hay duda de que militarmente los EE.UU. pueden ganar la guerra, pero habría que pagar un alto un costo político frente al mundo. Tanto los Demócratas como la Administración lo saben y ambos se han enfrascado en una lucha política que ignora totalmente a los militares y al pueblo norteamericano. Bush esta indiscutiblemente determinado a no permitir que la guerra se pierda durante su mandato y los Demócratas por su parte solo quieren que la guerra termine dentro de la presidencia actual. Están determinados a no heredar el conflicto. La nueva política articulada por Bush solo garantiza que el conflicto durara lo suficiente para que se convierta en un problema de la próxima administración. El nuevo Congreso, electo por el pueblo americano por su oposición a la guerra, no ha ofrecido ningún plan concreto contra la política de Bush ya que en realidad quieren que Bush sea el que sufra una derrota total de la guerra que el decidió comenzar.

El pueblo americano no tiene idea a donde van las ganancias de la venta del petróleo, las cuales, esperaban los organizadores de la guerra, pagaran por el conflicto. No solo no han pagado por la guerra sino que no se han visto por ninguna parte. Nadie habla del petróleo solo de los nuevos billones que se le tienen que enviar al flamante gobierno para que pueda obtener legitimidad dándole trabajo a las masas. Nadie habla de los billones que los contratistas norteamericanos han ganado en la guerra sin darles trabajo a los nativos, alegando problemas de seguridad. Solo se habla de darles más dinero.

La guerra hasta el presente le ha costado la vida a más de 3000 soldados americanos y a 500,000 nativos. Más de 20,000 soldados americanos vivirán el resto de sus días con minusvalidez a causa de las heridas sufridas en el frente de batalla. El 9-11 le costo a los enemigos de EE.UU. $500,000. La guerra contra un dictador que no tenía nada que ver con el 9-11 ha costado hasta ahora más de $600 billones. Hoy en día la nación esta menos seguros que antes del 9-11.

Si los Estados Unidos abandonan la región los resultados serán peores guerras en el futuro. Se arriesgaría la potencial destrucción de Israel, la destrucción de Arabia Saudita, el regreso de los Talibanes al poder en Afganistán y se vería a Irán convertido en una potencia nuclear.

Tanto la Administración como el Congreso tienen que abandonar el juego político en que están enfrascados y buscar juntos una solución al conflicto. La guerra ya no es una aventura que le salio mal a Bush. La guerra se ha convertido en un problema de todos ya que amenaza con destruir nuestro modo de vida, nuestra seguridad futura y la paz mundial. El presidente tiene que instituir políticas y estrategias para terminar la guerra y no estratagemas para asegurar que sea la próxima administración la que tenga que resolverla. El Congreso, dominado por los Demócratas, tiene que ofrecerle al pueblo norteamericano alternativas concretas y no criticas ni horarios.

José R. Uzal (uzal@msn.com) escribe para el Latino Semanal., en West Palm Beach FL, sobre temas de interés para los hispanos parlantes.

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