Friday, April 9, 2010

Un cóctel venenoso

Por José R. Uzal
En EE.UU. solamente hay problemas migratorios en años de elecciones o de depresión económica. Este es un año de elecciones, en el medio de una guerra cada día menos popular, con un presidente con baja aprobación y una economía en decadencia. Esto es la receta de un cóctel venenoso para los hispanos. Especialmente para los ilusos indocumentados. Digo ilusos porque nadie sabe cuantos indocumentados hay ni de donde vinieron.
Las cifras cambian. 20 millones, 15 millones 12 millones. La última cifra parece ser la más aceptada. Según el censo los inmigrantes ilegales son el 4% de la fuerza laboral y el 5% de la población (el 1% de diferencia son los menores, ancianos y amas de casa). Solo el 48% de los indocumentados son hispanos pero somos los que: “no hablamos Ingles, no nos adaptamos al credo americano y no queremos abandonar nuestra ciudadanía original y según académicos eruditos, estamos destruyendo esta sociedad”. Somos una perfecta “arma de distracción masiva”. Los candidatos a la presidencia prefieren hablar de los peligros de la inmigración que tener que enfrentarse a los votantes con temas importantes como la guerra, la salud y la economía.
Desafortunadamente los hispanos que vivimos en esta gran nación, no somos percibidos como un bloque político. Somos un mercado que consume casi un trillón de dólares. Con ese enorme poder adquisitivo los vendedores americanos nos contactan en español. Podemos consumir esa enorme cantidad porque legales o ilegales, trabajamos. Los políticos saben que en realidad no somos un bloque importante de votantes. Los hispanos que votan no lo hacen como hispanos; votan con la misma información y con las mismas motivaciones que el pueblo estadounidense y los hispanos indocumentados no votan.
Es obvio que quien hizo la decisión de usar la inmigración como tema en estas elecciones no tenia la menor intención de resolver el problema de la ilegalidad migratoria, ni de mantener nuestra seguridad nacional. Si hubiera habido seriedad en el tema no se hubiera enfocado solamente en la frontera sur y los latinoamericanos. Una reforma migratoria comprensiva tomaría en consideración todas las fronteras, todos los puertos de entrada así como el control de quien entra al país y quien y cuando salen. El preocuparse de quien es indocumentado y cuantos indocumentados entran por la frontera sur son temas secundarios que se pueden resolver si el gobierno decide establecer e implementar una política migratoria justa y sin prejuicios. El construir una muralla en la frontera sur para aparentar resolver el problema es reírse del pueblo americano.
Podemos desfilar, protestar y gritar contra la política migratoria pero si no acudimos a las urnas y votamos nuestra conciencia y nuestros intereses, nadie nos va poner atención. Si no votamos seguiremos siendo un bloque económico de un poder adquisitivo de casi un trillón de dólares, con mujeres bonitas y buena comida.
La democracia es un sistema justo cuando se usa el voto. Los Congresistas y los Senadores que incendiaron la opinión pública contra los hispanos, legales e indocumentados, merecen ser “deportados” con nuestro voto.
Ellos votaron basados en sus conciencias, nosotros con mucho respeto, tenemos que hacer lo mismo. Si no los botamos con muestro voto nos van a botar de aquí tarde o temprano.

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