Friday, April 9, 2010

Los botamos

Por José R Uzal

En las pasadas elecciones generales el pueblo americano decidió terminar con el gobierno monopartidista, regresar al modelo bipartidista e imponerle supervisión al presidente Bush. El partido republicano perdió el control de la Cámara y el Senado y de 28 gobiernos estatales. El voto hispano fue decisivo en muchas contiendas reñidas pero donde en realidad lo que causo la derrota a los republicanos fue en el voto de los americanos contra la inmigración ilegal. En Octubre del 2005 la Casa Blanca le envió al Congreso una sugerencia para un proyecto de ley sobre la inmigración ilegal y el control de la frontera sur. La idea era hacer la inmigración ilegal un tema de controversia en la elecciones del 2006. El “Proyecto de Protección de la Frontera, Antiterrorismo, y Control de la Inmigración Ilegal 2005”, catalogado en los registros como HR 4437 fue aprobado el 16 de diciembre, 2005. En mayo del 2006 el Senado aprobó el proyecto de ley S2611. El Congreso y el Presidente continuaron hablando de resolver este problema para que el pueblo americano no los acusara de ser flojos sobre la inmigración, durante el periodo electoral. Los hispanos nos convertimos en una perfecta “arma de distracción masiva”. Era mejor hablar de los peligros de la inmigración ilegal que tener que enfrentarse a la realidad de la guerra en Iraq. El repudio de la comunidad hispana de EE.UU. al proyecto de ley 4437 fue total y contundente. Dicho proyecto ha fue rechazado por inmigrantes legales e ilegales, en las multitudinarias manifestaciones del verano pasado. Nunca antes se habían visto demostraciones pacificas de esta magnitud en la nación. El pueblo americano comenzó a reaccionar ante los eventos. Los americanos se preguntaban por que los ilegales no protestaban por las condiciones existentes en sus países de origen, otros comenzaron a promover un azote contra los inmigrantes en forma de ordenanzas locales y en muchos casos con violencia. Los estrategas republicanos habían logrado que el votante americano tuviera una nueva noción del problema migratorio pero nadie, ni ellos ni la prensa, ni los lideres hispanos, ni el Congreso, ni el Presidente tenían la menor idea de cual debería ser el próximo paso. Ninguno de ellos quiso reconocer que una reforma migratoria dirigida a una solo frontera y a un solo pueblo nunca podrá llegar ser realidad en un país de leyes como los Estados Unidos. El electorado norteamericano, reaccionando a la propaganda política, seguía demandando una solución al problema migratorio. El Congreso y el Presidente continuaron debatiendo si expulsarnos o explotarnos. Al final la Cámara y el Senado no llegaron a un acuerdo sobre las dos versiones y lo único que el Congreso, dominado por los republicanos, aprobó fue algunos fondos la construcción de una muralla en la frontera sur. La guerra en Iraq retorno al frente del dialogo nacional y el electorado se quedo sin una solución a un tema visceral para ellos. Los resultados de las pasadas elecciones, según las encuestas de salida, demostraron que los votantes americanos reaccionaron en contra del Congreso por no encontrarle una solución al problema migratorio. La guerra en Iraq no impacto el voto americano tanto como la inercia sobre la inmigración. El voto hispano fue decisivo en muchas contiendas pero lo que en realidad le causo la derrota a los republicanos fue el voto de los americanos contra la inmigración ilegal. De una forma u otra los hispanos botamos a los republicanos con nuestro voto y con los votos contra nosotros. Si los demócratas quieren llegar a controlar la Casa Blanca en el 2008 deben prestarle atención a los resultados del 2006 y encontrar una solución justa y equitativa al problema de los indocumentados.

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